Prohi­bi­rá cier­tas prác­ti­cas en RRHH con el fin de evi­tar abu­sos y ase­gu­rar la dig­ni­dad de las per­so­nas.

Ante la cre­cien­te evo­lu­ción tec­no­ló­gi­ca y la adop­ción gene­ra­li­za­da de la Inte­li­gen­cia Arti­fi­cial en todas las indus­trias, la Unión Euro­pea ha desa­rro­lla­do una nue­va nor­ma­ti­va que esta­ble­ce un mar­co regu­la­dor para el desa­rro­llo, uso e imple­men­ta­ción de esta tec­no­lo­gía. La nue­va regu­la­ción, que entró en vigor el 1 de agos­to de 2024, tie­ne el obje­ti­vo de garan­ti­zar un uso éti­co, segu­ro y res­pon­sa­ble de la IA en diver­sos sec­to­res, sien­do el de los Recur­sos Huma­nos uno de los más afec­ta­dos por la trans­for­ma­ción.

La legis­la­ción se cen­tra en aspec­tos como la trans­pa­ren­cia, la super­vi­sión huma­na, la pro­tec­ción de datos y la no dis­cri­mi­na­ción, esta­ble­cien­do una cla­si­fi­ca­ción de los sis­te­mas de IA según el nivel de ries­go: prohi­bi­do, alto, limi­ta­do y míni­mo. Den­tro de los RRHH, los cla­si­fi­ca­dos como “prohi­bi­do” y “alto” serán los más rele­van­tes, afec­tan­do direc­ta­men­te a la selec­ción del per­so­nal, a la ges­tión del ren­di­mien­to y a la toma de deci­sio­nes labo­ra­les basa­das en la auto­ma­ti­za­ción de datos.

Por estas razo­nes, las empre­sas que ya están emplean­do Inte­li­gen­cia Arti­fi­cial para la mejo­ra de sus pro­ce­sos como el reclu­ta­mien­to, la ges­tión del desem­pe­ño o la pla­ni­fi­ca­ción de la plan­ti­lla, debe­rán ceñir­se a las nue­vas nor­ma­ti­vas. Asi­mis­mo, los sis­te­mas cata­lo­ga­dos como de “alto ries­go”, esta­rán suje­tos a estric­tas medi­das téc­ni­cas y orga­ni­za­ti­vas, lo que inclu­ye la super­vi­sión huma­na con­ti­nua por per­so­nal cua­li­fi­ca­do. Tam­bién se impon­drán requi­si­tos para la actua­li­za­ción perió­di­ca de los datos y la obli­ga­ción de con­ser­var archi­vos de regis­tro por un perío­do míni­mo de seis meses.

Juan Car­los Pérez Espi­no­sa, Pre­si­den­te Glo­bal de DCH – Orga­ni­za­ción Inter­na­cio­nal de Direc­ti­vos de Capi­tal Humano ase­gu­ra que “la nue­va legis­la­ción mar­ca un hito para la inno­va­ción tec­no­ló­gi­ca res­pon­sa­ble en Euro­pa. El uso de la IA en un entorno labo­ral siem­pre es bene­fi­cio­so, pero su imple­men­ta­ción debe garan­ti­zar la éti­ca y el res­pe­to a los dere­chos de los tra­ba­ja­do­res por enci­ma de todo”. Este regla­men­to tam­bién prohi­bi­rá cier­tas prác­ti­cas en el ámbi­to de los Recur­sos Huma­nos, como pre­dic­cio­nes de poten­cial cri­mi­na­li­dad, bases de datos median­te reco­no­ci­mien­to facial o la eva­lua­ción del ries­go para pre­de­cir la pro­ba­bi­li­dad de come­ter una infrac­ción legal, con el fin de evi­tar abu­sos y ase­gu­rar la dig­ni­dad de las per­so­nas.

Espi­no­sa agre­gó que “la fina­li­dad de la nor­ma­ti­va es encon­trar un equi­li­brio entre la adop­ción de nue­vas tec­no­lo­gías y la pro­tec­ción de las per­so­nas, no con el obje­ti­vo de sus­ti­tuir­las, sino de poten­ciar sus capa­ci­da­des”. A medi­da que las empre­sas se vayan adap­tan­do a las regu­la­cio­nes, la for­ma­ción del per­so­nal de RRHH será cla­ve para garan­ti­zar la correc­ta implan­ta­ción de la IA den­tro de los mar­cos esta­ble­ci­dos. La mayo­ría de las dis­po­si­cio­nes entra­rán en vigor a par­tir del 2 de agos­to de 2026, lo que ofre­ce un mar­gen para una adap­ta­ción gra­dual.