Todo indi­vi­duo tie­ne dere­cho a la liber­tad de opi­nión y de expre­sión; este dere­cho inclu­ye el de no ser moles­ta­do a cau­sa de sus opi­nio­nes, el de inves­ti­gar y reci­bir infor­ma­cio­nes y opi­nio­nes, y el de difun­dir­las, sin limi­ta­ción de fron­te­ras, por cual­quier medio de expre­sión.

Artícu­lo 19 de la Decla­ra­ción Uni­ver­sal de los Dere­chos Huma­nos.

El dere­cho fun­da­men­tal a la liber­tad de pen­sa­mien­to, opi­nión, expre­sión e infor­ma­ción, no es exclu­si­vo del perio­dis­ta, sino que ampa­ra por igual a cual­quier per­so­na que actúa de for­ma indi­vi­dual o con­jun­to de ellas cuan­do lo hacen de for­ma orga­ni­za­da. Así, a cual­quier per­so­na, físi­ca o jurí­di­ca, le asis­te el mis­mo dere­cho a opi­nar y emi­tir infor­ma­ción veraz que a la pren­sa, pudien­do hacer uso, para ello, de cual­quier medio líci­to a su alcan­ce.

Para garan­ti­zar el ejer­ci­cio de este dere­cho, la revis­ta Mar­ke­ting y Comu­ni­ca­ción, atien­de la infor­ma­ción de rela­cio­nes públi­cas que se nos envía o pro­po­ne. Sobre la base de la bue­na pra­xis perio­dís­ti­ca y ejer­ci­tan­do su dere­cho a infor­mar con liber­tad, será el perio­dis­ta el que deci­di­rá en pri­mer tér­mino, qué es noti­cia en un deter­mi­na­do momen­to y qué no. Final­men­te, y a pro­pues­ta de estos, será la mesa de redac­ción la que selec­cio­ne qué noti­cias ten­drán cabi­da en la revis­ta y cuá­les no.

En el caso de los comu­ni­ca­dos de pren­sa, el perio­dis­ta deci­di­rá si uti­li­za­rá la infor­ma­ción pro­pues­ta para redac­tar o pro­du­cir una noti­cia, repor­ta­je…, de ela­bo­ra­ción pro­pia o, aten­dien­do a su valor infor­ma­ti­vo, pro­po­ne su publi­ca­ción tal y como le ha sido envia­da por la fuen­te. En el pri­mer caso, la noti­cia podrá dar cabi­da simul­ta­nea a otros temas de inte­rés y fuen­tes de infor­ma­ción; citan­do cada una de ellas. En el segun­do caso, el comu­ni­ca­do será publi­ca­do, res­pe­tan­do su lite­ra­li­dad, en la sec­ción de “comu­ni­ca­dos y remi­ti­dos”. De una for­ma simi­lar, los artícu­los de opi­nión se publi­ca­rán en la sec­ción opi­nión, res­pe­tan­do la lite­ra­li­dad del tex­to que expre­sa la opi­nión que ofre­ce su autor.

Toda per­so­na tie­ne dere­cho a la liber­tad de pen­sa­mien­to y de expre­sión. Este dere­cho com­pren­de la liber­tad de bus­car, reci­bir y difun­dir infor­ma­cio­nes e ideas de toda índo­le, sin con­si­de­ra­ción de fron­te­ras, ya sea oral­men­te, por escri­to o en for­ma impre­sa o artís­ti­ca, o por cual­quier otro pro­ce­di­mien­to de su elec­ción.

Artícu­lo 13 de la Con­ven­ción Ame­ri­ca­na sobre Dere­chos Huma­nos (Pac­to de San José de Cos­ta Rica).

Cuan­do el inte­rés edi­to­rial de la revis­ta (el de su públi­co) y el ejer­ci­cio del dere­cho de infor­ma­ción de las per­so­nas y orga­ni­za­cio­nes no se encuen­tren o coin­ci­dan, sur­ge la posi­bi­li­dad de su publi­ca­ción median­te el pago corres­pon­dien­te al espa­cio uti­li­za­do en el medio.

Para garan­ti­zar el prin­ci­pio de auten­ti­ci­dad en la comu­ni­ca­ción comer­cial y aten­dien­do a los dife­ren­tes orde­na­mien­tos jurí­di­cos de nues­tro entorno, a la pro­pia lite­ra­li­dad del tér­mino y a la pra­xis, la pala­bra “remi­ti­do” es la más ade­cua­da para des­lin­dar per­cep­ti­ble­men­te la labor infor­ma­ti­va del perio­dis­ta, de este otro tipo de infor­ma­ción que, aun­que ema­na de un dere­cho fun­da­men­tal, nace de un inte­rés par­ti­cu­lar legí­ti­mo, que podría lle­gar a tener con­no­ta­cio­nes publi­ci­ta­rias.

Por su atri­bu­ción gene­ra­li­za­da como prin­ci­pal agen­te nor­ma­ti­vo en todo el mun­do his­pá­ni­co, resul­ta indis­pen­sa­ble revi­sar la defi­ni­ción que hace la Real Aca­de­mia Espa­ño­la, según la cual, un «remi­ti­do» es un «artícu­lo o noti­cia cuya publi­ca­ción intere­sa a un par­ti­cu­lar y que a peti­ción de este se inser­ta en un perió­di­co median­te pago. Sue­le lle­var al final una “R”»

Toda per­so­na tie­ne dere­cho a la liber­tad de expre­sión. Este dere­cho com­pren­de la liber­tad de opi­nión y la liber­tad de reci­bir o comu­ni­car infor­ma­cio­nes o ideas sin que pue­da haber inje­ren­cia de auto­ri­da­des públi­cas y sin con­si­de­ra­ción de fron­te­ras.

Títu­lo II – Artícu­lo 11 de la Car­ta de los Dere­chos Fun­da­men­ta­les de la Unión Euro­pea.

Acu­dien­do al dere­cho com­pa­ra­do encon­tra­mos que esta prác­ti­ca vie­ne regu­la­da en paí­ses de nues­tro entorno de influen­cia, por nor­mas que per­mi­ten la apli­ca­ción del prin­ci­pio de auten­ti­ci­dad publi­ci­ta­ria y que esti­pu­lan:

«Se entien­de por infor­ma­ción de rela­cio­nes públi­cas…, aque­lla que tien­da a la crea­ción y man­te­ni­mien­to de unas comu­ni­ca­cio­nes socia­les efi­ca­ces entre una per­so­na natu­ral o jurí­di­ca y sus públi­cos, cuyo obje­to sea el esta­ble­ci­mien­to de un cli­ma de con­fian­za entre ambos y que, con­si­de­ra­da con sufi­cien­te inte­rés gene­ral para los públi­cos de la publi­ca­ción o medio de difu­sión jus­ti­fi­que a jui­cio de la Admi­nis­tra­ción y Direc­ción de los mis­mos, la ocu­pa­ción del espa­cio corres­pon­dien­te sin con­tra­par­ti­da eco­nó­mi­ca algu­na…»

«Esta obli­ga­ción se extien­de asi­mis­mo a la infor­ma­ción de rela­cio­nes públi­cas que, no reu­nien­do las carac­te­rís­ti­cas ante­rio­res, sea publi­ca­da median­te el pago corres­pon­dien­te al espa­cio uti­li­za­do en el medio. En este caso debe­rán apa­re­cer al tér­mino de la mis­ma las ini­cia­les «R. P.» (rela­cio­nes públi­cas) entre­co­mi­lla­das y de no menos de cin­co milí­me­tros de altu­ra, en los medios impre­sos y en sobre­im­pre­sos o men­cio­na­da en el audio la expre­sión com­ple­ta «rela­cio­nes públi­cas», en los medios audio­vi­sua­les.»

Habi­da cuen­ta que la mis­ma nor­ma esti­pu­la que los tex­tos publi­ci­ta­rios se des­lin­da­rán per­cep­ti­ble­men­te de los tex­tos de infor­ma­ción gene­ral, «aña­dien­do al final del men­sa­je publi­ci­ta­rio la ini­cial «R» (de remi­ti­do) entre­co­mi­lla­da y de no menos de cin­co milí­me­tros de altu­ra». Enten­de­mos que esta últi­ma prác­ti­ca, por ser de «mayor» exi­gen­cia, englo­ba­ría tan­to los tex­tos mera­men­te publi­ci­ta­rios, como aque­llos otros que deri­van de la acti­vi­dad de rela­cio­nes públi­cas con con­tra­pres­ta­ción eco­nó­mi­ca por espa­cio uti­li­za­do.

Así pues y a modo de con­clu­sión, los artícu­los de opi­nión y los con­te­ni­dos que el lec­tor pue­de encon­trar en la sec­ción “comu­ni­ca­dos y remi­ti­dos”, son una mera trans­crip­ción de la opi­nión o infor­ma­ción que una deter­mi­na­da fuen­te nos pro­por­cio­na aten­dien­do a un inte­rés legí­ti­mo. En caso de estar mar­ca­dos con las letras «R.P.» o «R» sig­ni­fi­ca que se tra­ta de comu­ni­ca­dos o remi­ti­dos en los que ha exis­ti­do una con­tra­pres­ta­ción eco­nó­mi­ca. Y de cual­quier for­ma, en todos estos casos, la Revis­ta Mar­ke­ting y Comu­ni­ca­ción se limi­ta a actuar como un mero trans­mi­sor de la infor­ma­ción, por lo que no com­par­te ni deja de com­par­tir las opi­nio­nes que expre­san los dife­ren­tes auto­res y limi­ta su res­pon­sa­bi­li­dad a la com­pro­ba­ción de la ade­cua­ción al mar­co legal de la mayo­ría de paí­ses en los que la revis­ta se difun­de y a la super­vi­sión de los con­te­ni­dos para, en la medi­da de lo posi­ble, com­pro­bar su vera­ci­dad.