Exper­tos en moda seña­lan que las redes socia­les han revo­lu­cio­na­do la indus­tria, demo­cra­ti­zan­do el acce­so pero tam­bién aumen­tan­do la pre­sión para man­te­ner­se rele­van­te en un entorno de com­pe­ten­cia y fuga­ci­dad del éxi­to.

El mun­do de la moda expe­ri­men­ta una trans­for­ma­ción sin pre­ce­den­tes gra­cias a la influen­cia de las redes socia­les, según lo expues­to por exper­tos en el sec­tor. Este cam­bio, mar­ca­do por una mayor acce­si­bi­li­dad pero tam­bién por la fuga­ci­dad del éxi­to, está gene­ran­do una dis­yun­ti­va entre los dise­ña­do­res y las mar­cas. “Antes era un mun­do más cerra­do e inac­ce­si­ble. Muy pocas per­so­nas podían acce­der a des­fi­les y colec­cio­nes de los gran­des dise­ña­do­res”, seña­la Estel Vila­se­ca, res­pon­sa­ble del área de moda de la escue­la LCI Bar­ce­lo­na. “Aho­ra están las RRSS, que per­mi­ten que un des­fi­le pue­da lle­gar vir­tual­men­te a millo­nes de per­so­nas. La moda ya es de todos”, agre­ga.

Las redes socia­les, enca­be­za­das por pla­ta­for­mas como Ins­ta­gram y Tik­Tok, han ser­vi­do como un pode­ro­so alta­voz para la indus­tria de la moda, mul­ti­pli­can­do expo­nen­cial­men­te el alcan­ce de las colec­cio­nes y esta­ble­cien­do un diá­lo­go más direc­to y con­ver­sa­cio­nal entre las mar­cas y su audien­cia. Sin embar­go, este nue­vo pano­ra­ma tam­bién ha ace­le­ra­do el rit­mo de la moda, con­vir­tien­do el éxi­to en algo cada vez más fugaz. “El lan­za­mien­to de una colec­ción sobre­pa­sa a otra cons­tan­te­men­te. El éxi­to de los dise­ña­do­res y mar­cas de antes aho­ra es más difí­cil de con­se­guir”, des­ta­ca Vila­se­ca.

La expo­si­ción glo­bal que pro­por­cio­nan las redes socia­les no solo ha amplia­do la audien­cia de la moda, sino que tam­bién ha faci­li­ta­do la cone­xión entre crea­do­res y con­su­mi­do­res de dife­ren­tes par­tes del mun­do. “Las gran­des estre­llas del cine y la músi­ca tra­ba­jan con esti­lis­tas que ana­li­zan las redes socia­les para encon­trar a un dise­ña­dor úni­co y dife­ren­cial res­pec­to al res­to del sec­tor”, expli­ca Vila­se­ca. En este con­tex­to, las cele­bri­da­des tam­bién desem­pe­ñan un papel cru­cial al tra­ba­jar en estre­cha cola­bo­ra­ción con mar­cas y esti­lis­tas para mejo­rar su expo­si­ción en las redes socia­les.

Las redes socia­les trans­for­man el mun­do de la moda: “Antes era un mun­do más cerra­do e inac­ce­si­ble

Aun­que las redes socia­les han demo­cra­ti­za­do la moda y brin­da­do opor­tu­ni­da­des sin pre­ce­den­tes para dise­ña­do­res y mar­cas emer­gen­tes, tam­bién plan­tean desa­fíos sig­ni­fi­ca­ti­vos en tér­mi­nos de reco­no­ci­mien­to y esta­bi­li­dad en la indus­tria. “La pre­pa­ra­ción de varios meses pier­de pro­ta­go­nis­mo en ape­nas unos días. Tam­bién por­que el dise­ña­dor ya está pen­san­do en la siguien­te colec­ción, pero sobre todo por­que la expo­si­ción es tal que todo lo nove­do­so que tenía cae en el olvi­do rápi­da­men­te”, advier­te Vila­se­ca.

El mun­do de la moda ha evo­lu­cio­na­do des­de los días en que unas pocas per­so­nas podían ver una colec­ción en exclu­si­va, has­ta la era actual en la que múl­ti­ples colec­cio­nes pue­den ser pre­sen­ta­das en un mis­mo año. Este cam­bio de rit­mo, impul­sa­do en par­te por la influen­cia de Karl Lager­feld, ha lle­va­do a una ace­le­ra­ción sin pre­ce­den­tes en la indus­tria de la moda, don­de la pre­pa­ra­ción meticu­losa de meses pue­de ser eclip­sa­da en cues­tión de días.

Si bien las redes socia­les han demo­cra­ti­za­do el acce­so a la moda, tam­bién han aumen­ta­do la com­pe­ten­cia y la pre­sión para man­te­ner­se rele­van­te en un entorno carac­te­ri­za­do por su rapi­dez y fuga­ci­dad. En este nue­vo para­dig­ma, el éxi­to ya no está garan­ti­za­do por la cali­dad y la crea­ti­vi­dad de una colec­ción, sino tam­bién por la capa­ci­dad de una mar­ca para man­te­ner­se rele­van­te en un ciclo de noti­cias y ten­den­cias en cons­tan­te cam­bio.

El sec­tor de la moda se enfren­ta así a una nue­va reali­dad, don­de las redes socia­les son tan­to una ben­di­ción como una mal­di­ción, ofre­cien­do una mayor expo­si­ción pero tam­bién aumen­tan­do la pre­sión sobre los dise­ña­do­res y las mar­cas para man­te­ner­se en la cima de un cam­po cada vez más com­pe­ti­ti­vo y volá­til.