Ante la creciente incertidumbre económica y el fenómeno del “doom spending”, casi siete de cada diez jóvenes en España optan por el uso del efectivo para evitar compras impulsivas y mejorar el control de sus finanzas. Según el estudio realizado por Nickel, el 34,5% de los jóvenes afirma que sus preocupaciones económicas afectan negativamente a su salud mental.
En un contexto marcado por la incertidumbre económica y la inflación, los jóvenes españoles están adoptando nuevas estrategias para controlar sus finanzas. Según el estudio ‘Percepción y hábitos de los españoles respecto al sector bancario 2025 de Nickel, el 69% de los jóvenes de entre 18 y 30 años prefiere utilizar dinero en efectivo para evitar gastos impulsivos y mejorar su estabilidad financiera.
El fenómeno del “doom spending”, o la tendencia a realizar compras compulsivas para obtener una satisfacción inmediata, está cada vez más extendido entre la Generación Z y los Millennials en España. Sin embargo, muchos de ellos han encontrado en el efectivo una herramienta para gestionar mejor su presupuesto: el 51,7% de los encuestados afirma que se siente menos tentado a gastar cuando usa dinero físico en lugar de tarjetas de crédito o aplicaciones de pago.
Las dificultades económicas afectan no solo al bolsillo, sino también al bienestar emocional de los jóvenes. De acuerdo con los datos del estudio, el 34,5% de los encuestados admite que su preocupación por la salud financiera tiene un impacto negativo en su salud mental.
Mónica Correia, CEO de Nickel en España, destaca la importancia de la planificación financiera para reducir este impacto: “Esta tendencia es el resultado de la percepción de los jóvenes, que sienten que alcanzar sus metas financieras a largo plazo es más difícil. Por eso, aprender a gestionar mejor el dinero es clave para ganar estabilidad en una etapa clave de sus vidas”.
El 62% de los jóvenes encuestados manifiesta su preocupación por no tener ahorros suficientes para hacer frente a imprevistos. Además, el 22,4% reconoce que no tiene ningún ahorro, lo que agrava su sensación de inseguridad financiera. Asimismo, el 36,4% admite sentir angustia ante la posibilidad de no poder comprar o alquilar una vivienda en el futuro.
Uno de los factores que más inquieta a los jóvenes es el aumento del coste de vida. El 81% de los encuestados declara estar preocupado por esta situación, lo que los ha llevado a ajustar sus hábitos de consumo. Para afrontar esta realidad, el 57% ha decidido reducir sus gastos en productos no esenciales, como ropa, tecnología o entretenimiento, mientras que un 20,7% opta por reutilizar productos o comprar artículos de segunda mano.
Para hacer frente a sus gastos, algunos jóvenes recurren a estrategias más drásticas: el 22,4% afirma que necesitará solicitar un préstamo o utilizar tarjetas de crédito, y un 31% valora opciones como obtener un segundo empleo o invertir en criptomonedas.
En cuanto a los gastos fijos, el estudio revela que el 60,3% de los jóvenes de entre 18 y 30 años destinan más del 40% de su salario a cubrir necesidades básicas como vivienda, seguros, servicios de telecomunicaciones o suministros del hogar. De ellos, la mitad invierte más del 50% de sus ingresos mensuales en estos gastos esenciales.
El informe también pone de manifiesto que la educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente en España. El 70,7% de los jóvenes considera que no tiene una buena formación en este ámbito, y el 53,5% lamenta no haber recibido educación financiera en su etapa escolar.
Los jóvenes demandan conocimientos específicos que les ayuden a gestionar mejor su economía. Entre los temas de mayor interés destacan el ahorro, la inversión y los créditos (69%), el funcionamiento de las hipotecas (55,2%) y la correcta gestión de deudas para evitar el sobreendeudamiento, especialmente en lo relacionado con tarjetas de crédito o pagos aplazados (38%).
Los datos del estudio realizado por Nickel reflejan la creciente preocupación de los jóvenes por su futuro financiero y la necesidad de adoptar estrategias que les permitan evitar gastos innecesarios. Mientras el uso del efectivo se consolida como una herramienta eficaz para mejorar la gestión del dinero, la demanda de una mejor educación financiera se vuelve cada vez más relevante para garantizar la estabilidad económica de las nuevas generaciones.