La Aso­cia­ción DEC ha pre­sen­ta­do su Anua­rio de Ten­den­cias en Human Expe­rien­ce, en cola­bo­ra­ción con Ava­na­de Spain y ela­bo­ra­do por Vec­dis, en el que se reco­gen las diez ten­den­cias más sobre­sa­lien­tes, que per­mi­ti­rán ofre­cer expe­rien­cias excep­cio­na­les y sos­te­ni­bles, cons­tru­yen­do un futu­ro don­de cada inter­ac­ción cuen­ta.

Des­de enero de 2024, DEC está tra­ba­jan­do en su pro­pio Obser­va­to­rio de Ten­den­cias. “Tras este pri­mer año, DEC ha edi­ta­do su pri­mer Anua­rio de Ten­den­cias, una herra­mien­ta que va a per­mi­tir aten­der las nece­si­da­des y alcan­zar las metas de nues­tros aso­cia­dos para enten­der mejor el entorno, extraer con­clu­sio­nes úti­les y tra­ba­jar con más cer­te­za”, expli­có Nacho Torre, Vocal y líder de la comi­sión de inno­va­ción y ten­den­cias en la Aso­cia­ción DEC, Direc­tor de Estra­te­gia, Trans­for­ma­ción y Dato, y Direc­tor Gene­ral en Iber­ca­ja.

“Las diez ten­den­cias que reco­ge el men­cio­na­do anua­rio se estruc­tu­ran en 3 blo­ques: clien­te, nos enfren­ta­mos a nue­vas deman­das; empre­sa, con la incor­po­ra­ción de tec­no­lo­gías avan­za­das y nue­vas prác­ti­cas de ges­tión; y emplea­do, como agen­te del cam­bio”, expli­có Lluis Quet­glas, CEO de Vec­dis al pre­sen­tar el Anua­rio. “Cada uno de estos blo­ques se enfren­ta a desa­fíos espe­cí­fi­cos que deben abor­dar­se para cons­truir una Expe­rien­cia de Clien­te y Emplea­do com­pe­ti­ti­vas y ali­nea­das con las deman­das del futu­ro”, aña­dió.

Las expec­ta­ti­vas de los clien­tes están en cons­tan­te evo­lu­ción y sus deman­das son cada vez mas exi­gen­tes. Por ello cobra espe­cial rele­van­cia la pri­me­ra de las ten­den­cias: Tai­lor-Made Inter­ac­tions – La Per­so­na­li­za­ción omni­pre­sen­te, que per­mi­te conec­tar de mane­ra úni­ca con cada clien­te, ajus­tan­do la comu­ni­ca­ción a sus pre­fe­ren­cias indi­vi­dua­les. Este nivel de per­so­na­li­za­ción no solo aumen­ta la satis­fac­ción y fide­li­dad, sino que tam­bién per­mi­te anti­ci­par y satis­fa­cer sus nece­si­da­des de mane­ra casi qui­rúr­gi­ca.

Otro de los gran­des retos es per­so­na­li­zar de for­ma con­sis­ten­te en todos los cana­les, y aquí habla­mos de la segun­da ten­den­cia: Seam­less Chan­nel Inte­gra­tion – Omni­ca­na­li­dad inte­gral, otro pilar fun­da­men­tal a la hora de com­bi­nar cana­les digi­ta­les y físi­cos para crear expe­rien­cias cohe­ren­tes y flui­das sin diluir la iden­ti­dad de la mar­ca, poten­cian­do la leal­tad del clien­te de for­ma con­sis­ten­te en todos los cana­les.

Los pro­gra­mas de fide­li­za­ción sos­te­ni­bles, la reduc­ción de la hue­lla de car­bono a lo lar­go de toda la cade­na de valor y la trans­pa­ren­cia en la comu­ni­ca­ción de los esfuer­zos eco­ló­gi­cos son fac­to­res cla­ve para cons­truir una CX dife­ren­cia­do­ra y ali­nea­da con expec­ta­ti­vas del mer­ca­do. De ahí que la Green CX – La sos­te­ni­bi­li­dad como dife­ren­cia­dor cla­ve, sea la ter­ce­ra ten­den­cia. Impul­sa­das por la cre­cien­te con­cien­cia medioam­bien­tal, se están inte­gran­do prác­ti­cas sos­te­ni­bles en la estra­te­gia de CX para gene­rar valor real. En esta ten­den­cia se eva­lúa cómo equi­li­brar sos­te­ni­bi­li­dad, ren­ta­bi­li­dad y auten­ti­ci­dad, evi­tan­do el green­wa­shing y for­ta­le­cien­do la con­fian­za. Los con­su­mi­do­res tien­den a ser más lea­les a mar­cas que pro­mue­ven pro­duc­tos eco­ló­gi­cos, prác­ti­cas de pro­mo­ción ver­de, dis­tri­bu­ción sos­te­ni­ble y pre­cios ali­nea­dos con cri­te­rios de res­pon­sa­bi­li­dad ambien­tal.

Trust Archi­tec­tu­re – Trans­pa­ren­cia como expe­rien­cia. La trans­pa­ren­cia y la pri­va­ci­dad son esen­cia­les para cons­truir una arqui­tec­tu­ra de con­fian­za, ade­más de con­ver­tir­se en dife­ren­cia­do­res estra­té­gi­cos. Esta ten­den­cia exa­mi­na la cons­truc­ción de con­fian­za a tra­vés de polí­ti­cas cla­ras y prác­ti­cas éti­cas, ase­gu­ran­do que cada inter­ac­ción ins­pi­re segu­ri­dad y cre­di­bi­li­dad. Las mar­cas que brin­dan a los usua­rios un mayor con­trol sobre sus datos pue­den redu­cir la rota­ción de clien­tes en un 40% y aumen­tar el valor de vida del clien­te (CLV) en un 25%. La segu­ri­dad sigue sien­do un fac­tor deter­mi­nan­te en la rela­ción entre con­su­mi­do­res y mar­cas.

Cus­to­mer Agi­lity – La expe­rien­cia de la eco­no­mía de la impa­cien­cia. La agi­li­dad en la expe­rien­cia del clien­te es cru­cial en un mun­do que deman­da inme­dia­tez. Res­pon­der de for­ma rápi­da y efi­cien­te sin sacri­fi­car la cali­dad per­mi­te satis­fa­cer las expec­ta­ti­vas de los clien­tes y man­te­ner­se com­pe­ti­ti­vos. No bas­ta con ofre­cer res­pues­tas rápi­das, sino que es fun­da­men­tal dise­ñar una estra­te­gia de hiper­agi­li­dad que garan­ti­ce inter­ac­cio­nes flui­das, efi­cien­tes y ali­nea­das con las nece­si­da­des de cada clien­te. “Hay que tra­tar de actuar de for­ma inme­dia­ta para satis­fa­cer a los clien­tes; de hecho, el 85% de las empre­sas cree que no adop­tar IA rápi­da­men­te les va a hacer per­der ven­ta­ja com­pe­ti­ti­va”, indi­có Ramón Miran­da, Tech­no­logy Inno­va­tion Offi­cer for Euro­pe en Ava­na­de Spain.

Res­pon­si­ble AI – Éti­ca en tiem­pos algo­rít­mi­cos. Inte­grar la éti­ca en la IA apli­ca­da a la Expe­rien­cia de Clien­te y Emplea­do es un deber, por lo que se han de rea­li­zar prác­ti­cas para garan­ti­zar la trans­pa­ren­cia, expli­ca­bi­li­dad y pri­va­ci­dad, evi­tan­do los ses­gos. El 77% de los con­su­mi­do­res cree que las empre­sas deben res­pon­sa­bi­li­zar­se de cual­quier uso que hagan de la IA, pues poco más de la mitad de las empre­sas decla­ran que no tie­nen o no pue­de garan­ti­zar prin­ci­pios éti­cos para el uso de la IA.

Emo­tio­nal Com­pu­ting – La compu­tación afec­ti­va en el cora­zón de la CX. La tec­no­lo­gía ya pue­de inter­pre­tar emo­cio­nes huma­nas, pero ha de gene­rar inter­ac­cio­nes empá­ti­cas, uti­li­zan­do algo­rit­mos y aná­li­sis bio­mé­tri­cos para adap­tar la expe­rien­cia, sin olvi­dar los desa­fíos éti­cos y de pri­va­ci­dad. Es decir, poder ofre­cer cone­xio­nes emo­cio­na­les sin reem­pla­zar la auten­ti­ci­dad huma­na.

Pur­po­se-Dri­ven Stra­tegy – La expe­rien­cia del pro­pó­si­to. Las empre­sas deben inte­grar sus valo­res genui­nos en cada inter­ac­ción para gene­rar cone­xión emo­cio­nal y leal­tad, evi­tan­do los ries­gos aso­cia­dos al pur­po­se-washing. Esta octa­va ten­den­cia bus­ca que el pro­pó­si­to impul­se deci­sio­nes estra­té­gi­cas de mane­ra cohe­ren­te y tan­gi­ble. Así la empre­sa con un pro­pó­si­to cla­ro y autén­ti­co crea cone­xio­nes emo­cio­na­les pro­fun­das con los clien­tes, pues ade­más de que­rer ser aten­di­dos, quie­ren ser enten­di­dos.

La nove­na ten­den­cia del Adap­ti­ve Work­for­ce. Evo­lu­tion – Los emplea­dos como motor del cam­bio. Una fuer­za labo­ral adap­ta­ti­va y empo­de­ra­da es el motor del cam­bio, ase­gu­ran­do una Expe­rien­cia de Clien­te supe­rior. La inver­sión en capa­ci­ta­ción y com­pe­ten­cias del futu­ro es cru­cial para la com­pe­ti­ti­vi­dad. Se eva­lúan dife­ren­tes estra­te­gias que impul­san la inno­va­ción y el ren­di­mien­to en entor­nos cam­bian­tes.

Por últi­mo, la ten­den­cia de Supe­rar el tec­no­es­trés – Buil­ding Digi­tal Trust. La adop­ción tec­no­ló­gi­ca está impac­tan­do en la Expe­rien­cia de Emplea­do y, por exten­sión, en la Expe­rien­cia de Clien­te. En esta ten­den­cia se ana­li­zan ini­cia­ti­vas de bien­es­tar, capa­ci­ta­ción y ges­tión del cam­bio para redu­cir el tec­no­es­trés de los cola­bo­ra­do­res, ase­gu­ran­do la pro­duc­ti­vi­dad, y fomen­tan­do entor­nos labo­ra­les resi­lien­tes, que garan­ti­cen la esta­bi­li­dad inter­na.